TURIN: La ciudad de infinitos detalles
Turín, elegante y austera, colonia romana, ciudad de los Saboya y primera capital de Italia.
La ciudad cuenta con un patrimonio artístico y cultural único: elegantes residencias aristocráticas del pasado, impresionantes palacios barrocos, museos y monumentos de incalculable valor la convierten en una mezcla única de antigüedad y modernidad.
Turín es una de las ciudades italianas considerada un museo al aire libre por su arquitectura, sus lujosos palacios, sus pórticos... cada rincón guarda sorpresas y maravillas.
Te recomendamos una selección de experiencias que podrás realizar en 2 días para disfrutar de un entorno urbano único.
La estación Torino Porta Nuova, con su típica bóveda central y sus grandes ventanales, es el punto de llegada y salida perfecto para descubrir Turín en poco tiempo.
Comenzaremos nuestra recorrida aquí, y a través de la vía Roma llegaremos a uno de los mejores lugares de Turín: la Piazza San Carlo, símbolo de la ciudad donde se encuentran las iglesias gemelas de Santa Cristina y San Carlo Borromeo y la estatua Monumento a Emanuele Filiberto di Savoia.
Te recomendamos una parada en alguno de los tradicionales cafés para disfrutar del fantástico “bicerin”, una bebida caliente sin alcohol típica de Turín, elaborada con café, chocolate y crema de leche.
Para continuar; el Museo Egipcio, considerado uno de los más importantes del mundo, solo superado por el Museo de El Cairo, contiene más de 3000 objetos, vestigios y tesoros de la cultura que creció a orillas del Nilo.
Continuando en dirección al rio, encontrarás lugares de todo tipo y gustos donde podrás mezclarte con los turineses que celebran el «ritual» del aperitivo previo a la cena.
Para la cena, la oferta es variada y para todos los gustos. Lo importante, sea cual sea la elección, es terminar con un postre de chocolate, o un gianduiotto, para rendir homenaje a uno de los tesoros de Turín.
El segundo día, inicia en la Piazza Castello, en cuyo centro se encuentra el complejo arquitectónico de Palazzo Madama, que alberga el Museo Cívico de Arte Antiguo.
El perímetro está formado por elegantes pórticos, construidos en diferentes épocas, que distinguen a la ciudad.
Después del «obligatorio» café en el centro, puedes dirigirte hacia la Mole Antonelliana.
Sin duda alguna, es el principal símbolo de Turín: situado en el centro histórico, debe su nombre a su creador, el arquitecto Alessandro Antonelli.
En su interior se encuentra el Museo Nazionale del Cinema di Torino, único en su género en Italia. Y la vista desde los 85 metros de altura, de los Alpes y de la ciudad no tiene precio. El acceso a la terraza es a través del ascensor panorámico.
Terminada la visita, es el momento de descubrir ese jardín simétrico e impecable que ya has visto desde lo alto de la Mole: Los Jardines Reales, el pulmón verde de la ciudad, donde podrás recuperar un poco de energía al aire libre antes de terminar el día con una visita a los Museos Reales que, además de la Armería, la Galleria Sabauda y la Biblioteca Reale, incluye la Capilla de la Sábana Santa. Verlo todo en una tarde es probablemente una misión imposible, pero depende del entusiasmo de cada visitante.
Te invitamos a descubrir Turín, una ciudad que ofrece múltiples e increíbles emociones...